lunes, 29 de abril de 2013

FANTASMAS, DE PAUL AUSTER

He leído tantas novelas negras que ya creía el género agotado, así que me lancé con la Trilogía de Nueva York de Paul Auster, que dio en los ochenta una vuelta de tuerca al género creando una nueva figura del investigador: la del detective metafísico. Ya cuando empezamos con este blog, El Conde hizo una entrada genial sobre la figura del detective en la que mencionaba estos relatos, y no ha sido sino por sus siempre buenas recomendaciones que compré el libro y lo leí (tres años más tarde!!)  Fantasmas, abunda más en la peripecia de esa labor de vigilancia que ya teníamos en La ciudad de cristal, en la que el detective se olvida de sí mismo, ensimismado en el otro, como metáfora de la lectura, con referencias al Walden de Thoureau. Este cuento para hablar del metalenguaje trataba ya de un lenguaje oculto y olvidado tras Babel. En Fantasmas, los nombres de los personajes son sustituidos por colores, y el señor Azul es un personaje que tiene un cometido, atrapado en un cuento de misterio del que sólo hay una salida posible para poder dar fin al relato y descansar. Más bien pareciera que Auster explora la narración desde un punto de vista mágico, en el que al ir creando y leyendo, uno acaba atrapado en un maleficio o en una especie de sueño lúcido.  Me recuerda mucho al universo que crearon Dustin Hoffman e Isabelle Huppert en la película "Extrañas coincidencias".

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