jueves, 6 de octubre de 2011

Capítulo 19: UN PASADO CREÍBLE


Hace ya bastantes años, allá por la segunda mitad de los ochenta, la novela histórica (o pseudohistórica, que al final es lo mismo), no era todavía el género literario de moda que ha sido en la presente década. En 1980 se publicó El nombre de la rosa, cuya influencia posterior fue muy notable, sobre todo en el mundillo de la investigación de misterios históricos; y en 1989 salió a la venta el bombazo comercial Los pilares de la Tierra, que es otro referente obligado, en este caso algo más cercano a lo que podríamos llamar "verosímil" que aquella exquisita fantasía detectivesca de Umberto Eco. A caballo entre los ochenta y los noventa se publicó la trilogía de Noah Gordon sobre médicos y sanadores, y tomando carrerilla a partir de todo ello salió a la venta en 1991 El puente de Alcántara, de Frank Baer. Se trata, a mi juicio, de una de las mejores novelas históricas que se pueden encontrar por ahí, si bien la popularidad no ha terminado de acompañarla. Prueba de ello es que ni siquiera existen entradas en la Wikipedia sobre ella o sobre su autor.

No es que se trate de un libro de culto, ni un incunable para unos pocos elegidos; es más bien que se ha quedado nadando en mitad de ninguna parte, o peor, incrustado sin más miramientos entre otras tantas novelas medievales del montón. Es fácil de encontrar en librerías, aunque en ediciones un poco raras. Yo lo conseguí en una edición de quiosco que lo dividía en dos tomos a causa de su gran longitud: más de mil páginas.

Una de las ediciones españolas.

¿Por qué estoy hablando de este libro? Porque he leído varias novelas históricas durante estos años de apogeo editorial, y esta es sin duda la que más puedo creerme. El género se ha caracterizado -para mal- por una traslación directa de la mentalidad de nuestro tiempo a un escenario medieval poco coherente, con  personajes que profesan la religión como lo hacemos ahora, y no como se hacía entonces; que ocultaban bajo sus actos una lógica propia de los regímenes democráticos, cuando esto era impensable en la sociedad del vasallaje; o que otorgaba a las mujeres un rol parecido al de los hombres cuando, como sabemos, eran en general consideradas entonces como parte del mobiliario doméstico. El puente de Alcántara rompe con estas líneas para ofrecernos un retablo de la España medieval que podemos creernos a pies juntillas en lo que a su fondo se refiere, a pesar de que, como no podía ser de otra manera, los personajes viven acontecimientos muy novelescos. Sorprende bastante que el autor, alemán, haya sido capaz de describir con tanto realismo los paisajes rurales españoles y los ambientes de los viejos barrios judíos andaluces, la rudeza mercenaria de la soldadesca cristiana y la opulencia decadente de las cortes musulmanas de Al-Andalus. La historia tiene lugar durante el siglo XI, y sigue las peripecias de tres personajes: el médico judío sevillano Yunus, un escudero cristiano llamado Lope y el poeta andalusí Ibn Ammar (un personaje real, por cierto), cuyas vidas se van entrecruzando entre huidas, peregrinaciones y guerras durante los primeros tiempos de la Reconquista.

Lo más interesante es la mentalidad de cada uno, desarrollada con capítulos bajo el punto de vista de cada personaje, en plan "novela río" al estilo del éxito de moda Canción de hielo y fuego. Y todo es creíble, porque cada cual actúa y piensa como supondríamos de alguien de esa época, al menos dentro de lo razonable. No suele uno encontrarse libros en los que el autor se moje a ese nivel, y aunque seguro que El puente de Alcántara no es el único que incide en este detalle, es la novela que más me ha convencido hasta ahora de su verosimilitud histórica. Un libro a descubrir.

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