domingo, 11 de septiembre de 2011

LA BIBLIOTECA quedará DESMANTELADA

Un hermano de mi abuela atesoraba libros sin cesar, formando una biblioteca maravillosa. Hoy día, mirando esos volúmenes huérfanos, amarillear y no tener quien los cuide y siga pasando amorosamente sus páginas, pienso: ¿acabarán así los míos? Ya me veo obligado a desprenderme de algunos por falta de espacio. Pregunté a mis padres si podía almacenarlos en su casa, escogiendo cuáles. Y eso me lleva a preguntarme: ¿para qué sirve un libro después de leído? Quizá sólo como un buen recuerdo. Hay que saber desprenderse de ellos. Prestarlos a quien los cuide sabiendo que no los devolverá. Escoger un buen sucesor que sepa apreciarlos. No les pondré ni nombre ni dedicatorias. Ya sé que sólo me acompañan un tiempo en la vida, como las postales.
Si estuvieras en un incendio, y sólo pudieras escoger entre salvar a un gato o la primera edición de 100 años de soledad. ¿Qué haces?
Pues te lo digo yo: Salvas al gato. ¡Porque el gato está vivo!

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